martes, 23 de marzo de 2010

Hablar

Siendo profe de inglés, la mayor parte del tiempo me dirijo a mis alumnos en ese idioma, excepto cuando su cara de desconcierto es demasiado grande, momento en el cual paso a preguntar a algún niño si puede aclarar en español lo que he dicho y si es imposible, lo explico yo. Las brocas, por supuesto, van siempre en la lengua materna, pero eso es otra historia.
El resultado es que me comunico en un idioma que no es el mío con niños cuyo idioma materno tampoco es el inglés, con lo que nuestros temas de conversación y profundidad de los mismos quedan algo reducidos.
Ayer, hacia el final de la clase, los niños empezaron a hablar entre sí del Trinity, examen para el que les estoy preparando, y yo, al ver que tenían muchas dudas, decidí prescindir del bingo que había preparado y emplear los últimos diez minutos en hablar sobre el examen. Les pregunté si tenían miedo, les dije que me hablaran de la experiencia que tuvieron el año pasado, que me contaran si se sentían seguros o no, les expliqué por qué es importante presentarse a ese tipo de exámenes... Y fue maravilloso.
Obviamente, toda la conversación tuvo lugar en español, así que pude expresarme libremente, con la seguridad de que entenderían lo que dijera, y ellos pudieron comunicarse conmigo obteniendo una respuesta directa comprensible.
De verdad que es increíble la diferencia.
Así que ayer salí enamorada de mis niños y de mi profesión que, afortunadamente, va mucho más allá de enseñar el present continuous. Ser maestro es hablar y escuchar. Agacharte a la altura de los niños para que te cuenten que se muerden las uñas cuando están nerviosos por los exámenes, admitir que a ti también te pasa, sonreir y abrazar.
Ayer, por unos minutos, me sentí maestra y no profe de extraescolares. Y la experiencia no pudo ser más satisfactoria.

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