martes, 15 de febrero de 2011

Yo

De todos es sabido que los primeros años de la vida son los más importantes para el desarrollo de la personalidad y, por lo tanto para la formación del yo. Los primeros años como profe sirven, también para definir tu personalidad como enseñante a base de aciertos y errores.
Hoy me han definido por primera vez: "A la teacher no se le convence", dice R. Y me parece un buen comienzo, pues la coherencia es uno de los aspectos más importantes en toda relación entre un educador y sus educandos (fea palabra, por cierto).

Pero lo más importante es cómo se definen los chavales a sí mismos, ya que de ello dependen las expectativas que tengan de la vida, su actitud ante las dificultades y su manera de afrontar los fracasos. En mi pequeño grupo tenemos, por ejemplo, a M, un chaval diagnosticado con TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), al cual llaman "tonto" sus compañeros por lo menos tres veces en cada clase. Multipliquemos esas tres veces por unos 6 periodos lectivos y añadamos los recreos y tendremos a una persona que es minusvalorada unas 30 veces al día y aún así saca ganas como para contestar: "Bueno, pero soy el más listo de los tontos".
La verdad es que es bastante inteligente y creativo, pero su manera de ser y los problemas asociados a su trastorno hacen muy complicada la convivencia tranquila con sus compañeros. El profesor puede ayudar, claro, a que esos comentarios despreciativos se reduzcan a un mínimo en el aula, pero lo que más me preocupa es lo que pasa fuera de ella. Los niños son maravillosos, pero también extremadamente crueles (y no siempre conscientes de ello) y los profesores deberíamos invertir horas y horas en generar un ambiente de respeto a las diferencias y tolerancia ante las distintas formas de ser y de expresarse.
Porque de aquí al bullying hay un paso muy pequeño y de la inseguridad que esto provoca a la agresividad como único medio de defensa también.

"Perdamos" tiempo, pues, en trabajar estas actitudes que les acompañarán toda la vida y dejemos de profundizar tanto en los huesos del cuerpo o el funcionamiento del sistema solar. Ni vosotros ni yo recordamos nada de todo lo que nos enseñaron en Primaria, en cambio, hemos aprendido a conseguir las cosas con esfuerzo, a respetar a los compañeros y a afrontar de manera creativa los problemas. No hace falta más. Tres ideas que grabar a fuego en nuestros alumnos durante los seis años que pasan en nuestras aulas. Luego ya que estudien lo que quieran.