lunes, 29 de noviembre de 2010

Impotencia

Como maestra, mi principal meta es ayudar. Ayudar a que los niños entiendan más, hablen mejor en inglés, aprendan a organizarse... La mayor parte de las veces con paciencia y constancia por parte del profesor y con voluntad e interés por parte de los alumnos se consiguen esos objetivos. Otras no. Cuando hay una enfermedad o un trastorno mental que se interpone entre el profesor y el niño, lo único que queda es la impotencia. Impotencia porque no hay ninguna técnica en el mundo que cure, impotencia por ver cómo el trastorno puede con el niño e impotencia al imaginar cómo irá evolucionando la cosa según él vaya creciendo.
Es cierto que la asignatura de Magisterio que debió haberme preparado para el trato con alumnos con necesidades educativas especiales fue impartida por dos personas bastante poco competentes, pero aunque hubiera recibido una base teórica solidísima, creo que sólo podría conseguir unas pocas cosas de todas las que me gustaría.
Me gustaría que M no llegara de casa alternativamente acelerado o apático. Me encantaría que me entendiera cuando le hablo y no se bloqueara soltando una retahíla totalmente improcedente de anécdotas aleatorias. Sería maravilloso no encontrarme con notas llenas de rabia dirigidas hacia sus compañeros. Y sería genial que él no sufriera.
M está bajo tratamiento psicológico y yo, que sólo soy una profesora de extraescolares, no puedo hacer más que ofrecerle toda mi paciencia y reforzarle los pequeños éxitos que vamos consiguiendo día tras día. Y esperar que sirva de algo.

martes, 9 de noviembre de 2010

Cómo mola

La vida cuando tienes ocho años, básicamente mola. Mola que sea tu cumple y todo el mundo te felicite en cuanto entras en clase. Mola que te rompas un brazo y en cuanto pongas un pie en el aula todos tus compañeros se abalancen sobre tí para preguntarte qué te ha pasado. Mola aún más que te regalen piruletas luminosas, fantasmas para poner de adorno en los lápices o pulseritas de silicona.
Los niños a esta edad tienen tal interés y fascinación por todo lo que les rodea, que hasta pasar lista a sus compañeros provoca un "¡cómo mola!" espontáneo de N. Que, por cierto, hoy celebra su cumple, y Á, que está invitada, ha dicho las palabras mágicas: "Espero que te guste mi regalo, porque vas a ser la primera del cole en tenerlo". Eso sí que mola.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Profes


Lo sé, tengo el blog algo abandonado... Me lío con otras cosas y lo voy dejando y dejando.. Pero de hoy no pasa.

La imagen que he puesto arriba corresponde a la campaña de homenaje al maestro de la FAD y me parece genial.
Porque sí, porque aunque regañemos y no dejemos hablar en clase, aunque requisemos peonzas, cromos y (juro que es cierto) piruletas luminosas (pronto escribiré un post al respecto), en el fondo se nos quiere. Y aunque no lo confiesen ni bajo la tortura más torturosa, los niños se lo pasan bien en el cole. Principalmente gracias a los compañeros, eso es cierto, pero también nosotros ponemos algo de nuestra parte.
Hoy, sin ir más lejos, ha venido una madre a verme y me ha contado que su hijo, que lleva apuntado a extraescolares de inglés desde muy pequeño, si no hubiera sido por esas clases, no habría querido ir al cole ni atado. Así que ya véis que los profes "extraoficiales" también ponemos nuestro granito de arena. ¡Qué ilu! :)

PD: Ya sé que esto de los motes es más bien propio de chicos algo mayores, pero siempre he tenido curiosidad por saber cuál sería el mío... :D