sábado, 18 de febrero de 2012

Regalos

Sí, lo que veis en la foto es exactamente lo que parece: un papel minúsculo con una florecilla dibujada a boli, una hoja en la que pone "Te quiero María" con un corazón y una figurita de pseudo-arcilla representando un manojo de plátanos. Todo ello regalos de diferentes niñas sin ningún motivo en especial. Pero los tres tienen algo en común, y es que sus creadoras se han tomado el tiempo (segundos u horas, qué más da) de acordarse de la teacher y hacerle algo demostrándole su cariño. Y ahora que acabamos de pasar San Valentín, con todo ese festival de regalos obligados y sonrisas maquilladas, me pregunto dónde nos hemos dejado la capacidad de hacer regalos espontáneos, porque sí, porque hoy es martes y me he acordado de tí.
Vuelvo a tener la sensación de que en las aulas de Primaria es donde se ve el potencial que realmente tenemos como país, y no entiendo dónde se pierde esa creatividad, ese amor y esa ilusión que desprenden la mayoría de los niños por todos los poros de su piel.
Algo estamos haciendo mal si no conseguimos que al terminar Bachillerato, estos niños salgan sabiendo sacar partido de todas sus cualidades innatas. Algo está fallando en la forma de enseñar, en el enfoque puramente teórico que predomina en las aulas, en el estudio orientado a la preparación de exámenes en lugar de al disfrute de la vida.
Y miro a mis niños, ilusionados y sin poder cerrar la boca ante todas las cosas maravillosas que sus profesoras les cuentan sobre Egipto, les veo disfrutar como enanos mientras pintan con los dedos cajas de cartón y mientras recortan gafas de papel para ver la vida de otro color y me dan ganas de decirles que se vayan de la escuela, que sigan aprendiendo solos, como ellos saben, que para qué nos necesitan si, aparentemente, sólo conseguimos hacer de ellos seres insensibles a la belleza (de las palabras, de los cuadros, de la música...), si sólo logramos que aprueben exámenes pero suspendan la vida, si.... No sé, me faltan palabras.
Mucho tendremos que cambiar todos para que nuestros niños, nuestro futuro, salga mejor parado de las aulas que las generaciones que les preceden. Y sigan siendo capaces de hacer regalos. Siempre.

sábado, 4 de febrero de 2012

No sé

Ayer volví al cole.
Más de cien abrazos. Más de doscientas sonrisas. Es impagable ser feliz en tu trabajo.
Mientras estaba de baja pensaba que ese tiempo se me habría hecho mucho más llevadero si hubiera trabajado en algo que no me gustara (léase oficina etc) y, sobre todo, que no tuviera tanto que ver con personas. Porque seis semanas son un mundo en la vida de un niño ( en medio han venido la Navidad, los Reyes, las notas, los días). Y aunque te echen de menos, en realidad lo que les falta es una figura estable, no necesariamente tú. Al volver, vuelve la estabilidad y la tranquilidad, vuelven las rutinas y se añaden algunas nuevas. Porque ya nada es lo mismo, pero eso no es malo. Quiere decir que la vida ha seguido su curso, que somos sustituibles, aunque no del todo.
Ha sido un reencuentro delicioso con tarjetas de bienvenida, bombones, dibujos y pegatinas. Y cuando, al llegar a casa, he necesitado descargar tantas emociones, me he acordado de M, por la mañana, cuando empezó a llorar después de verme y al preguntarle por qué me dijo "No sé".

miércoles, 1 de febrero de 2012

Meada

Sigo de baja, aunque espero que ya no por mucho más tiempo... Y dada mi situación, mi único contacto con mis niños es a través de mis compis que amablemente me van contando que dos niños de mi clase han estado metiéndose con otro, que M ha tenido un comienzo de apendicitis, que V, que ya de por sí es prácticamente espíritu puro se ha quedado aún más delgada porque ha estado malita varios días... En fin, las cosas normales de la vida en un cole.
Estos días mi conexión con el mundo real es bastante reducida y se limita, básicamente, a lo que escucho por la radio y leo en los periódicos y esto me ha dado la oportunidad de reflexionar sobre la imagen que se tiene sobre la educación hoy en día y sobre cómo se la trata desde la esfera política. Y en general es más o menos lo mismo de siempre, que si la educación es lo más importante (¿cuántos de los que lo dicen estarán de verdad convencidos?), que si los profesores de la concertada no hemos pasado un proceso de selección adecuado ni tenemos libertad para impartir las asignaturas como queramos (¿cuántos de los que hablan han pisado alguna vez un aula de un centro concertado?) etc etc. Lugares comunes y generalidades dichas por periodistas que no se sabe por qué se creen autorizados para hablar de cualquier cosa con "conocimiento de causa", desde Ciencia hasta Educación pasando por política económica.
Pero ya lo que me ha tocado definitivamente la fibra sensible es que el nuevo gobierno vaya a hacer ¡oh sorpresa! una nueva reforma educativa. Una reforma que, una vez más, no responde a las necesidades del alumnado ni de los profesores y que se limita a cambiar nombres y conceptos para seguir haciendo más de lo mismo. Una reforma que quiere cambiar una asignatura perfectamente neutra como es Educación para la Ciudadanía por otra exactamente igual. Sólo que esta vez la habrán puesto ellos y ya estarán más tranquilos. Porque en el fondo, los humanos somos como los perros: no nos quedamos tranquilos hasta que no marcamos territorio con una meadita.
Y digo yo, ¿no sería más lógico hacer un pacto de estado y crear un modelo educativo inteligente y estable? Miremos a nuestro alrededor, a sistemas públicos como el alemán que ofrecen alternativas muy interesantes tanto para Primaria como para FP y Secundaria, estudiemos, reflexionemos, y hagamoslo bien. Aunque nos lleve tiempo. Aunque ningún partido pueda colgarse luego la medallita de haber sido el impulsor único de la reforma. Pensemos un poco en nuestro futuro como país. Ya fuimos capaces de hacerlo durante la Transición en condiciones mucho menos favorables. ¿Por qué no ahora?