miércoles, 1 de febrero de 2012

Meada

Sigo de baja, aunque espero que ya no por mucho más tiempo... Y dada mi situación, mi único contacto con mis niños es a través de mis compis que amablemente me van contando que dos niños de mi clase han estado metiéndose con otro, que M ha tenido un comienzo de apendicitis, que V, que ya de por sí es prácticamente espíritu puro se ha quedado aún más delgada porque ha estado malita varios días... En fin, las cosas normales de la vida en un cole.
Estos días mi conexión con el mundo real es bastante reducida y se limita, básicamente, a lo que escucho por la radio y leo en los periódicos y esto me ha dado la oportunidad de reflexionar sobre la imagen que se tiene sobre la educación hoy en día y sobre cómo se la trata desde la esfera política. Y en general es más o menos lo mismo de siempre, que si la educación es lo más importante (¿cuántos de los que lo dicen estarán de verdad convencidos?), que si los profesores de la concertada no hemos pasado un proceso de selección adecuado ni tenemos libertad para impartir las asignaturas como queramos (¿cuántos de los que hablan han pisado alguna vez un aula de un centro concertado?) etc etc. Lugares comunes y generalidades dichas por periodistas que no se sabe por qué se creen autorizados para hablar de cualquier cosa con "conocimiento de causa", desde Ciencia hasta Educación pasando por política económica.
Pero ya lo que me ha tocado definitivamente la fibra sensible es que el nuevo gobierno vaya a hacer ¡oh sorpresa! una nueva reforma educativa. Una reforma que, una vez más, no responde a las necesidades del alumnado ni de los profesores y que se limita a cambiar nombres y conceptos para seguir haciendo más de lo mismo. Una reforma que quiere cambiar una asignatura perfectamente neutra como es Educación para la Ciudadanía por otra exactamente igual. Sólo que esta vez la habrán puesto ellos y ya estarán más tranquilos. Porque en el fondo, los humanos somos como los perros: no nos quedamos tranquilos hasta que no marcamos territorio con una meadita.
Y digo yo, ¿no sería más lógico hacer un pacto de estado y crear un modelo educativo inteligente y estable? Miremos a nuestro alrededor, a sistemas públicos como el alemán que ofrecen alternativas muy interesantes tanto para Primaria como para FP y Secundaria, estudiemos, reflexionemos, y hagamoslo bien. Aunque nos lleve tiempo. Aunque ningún partido pueda colgarse luego la medallita de haber sido el impulsor único de la reforma. Pensemos un poco en nuestro futuro como país. Ya fuimos capaces de hacerlo durante la Transición en condiciones mucho menos favorables. ¿Por qué no ahora?

1 comentario:

  1. acabo de leer esta entrada y no podría estar más de acuerdo. es una verdadera vergüenza. yo me planteo cómo se puede ser tan demagogo y tener tanto descaro como para pensar que convencen a alguien cada vez que dicen algo sobre educación. tanto fijarse en alemania para algunas cosas y luego nada de nada

    ResponderEliminar