
He pasado 45 horas de mi vida con este pequeño grupo de seres incomprensibles y todas y cada una de ellas han sido inolvidables (que no buenas). Me han enseñado a enseñar mejor que ninguna asignatura de Didáctica y, lo más importante, me han recordado lo que significa ser niño (niño concreto, no el ser abstracto del que hablamos en la Universidad).
En la clase de hoy, que ha consistido en juegos, básicamente, también les he pedido que me dijeran lo que les gustaba de mis clases y lo que no. Y la verdad es que el resultado ha sido muy satisfactorio: les han gustado la mayoría de los juegos, el sistema de recompensas que he utilizado, las canciones... Y no les ha gustado cuando me enfadaba (lo contrario habría sido preocupante) y algún que otro juego que, la verdad sea dicha, era bastante flojillo. Así que me llevo un balance totalmente positivo de mi breve experiencia como maestra y la convicción de que quiero dedicarme a los niños toda la vida. Creo que son la herramienta más eficaz para contribuir a la construcción de una sociedad más sana (en el más amplio sentido de la palabra) así como más tolerante y respetuosa. Y no se me ocurre mejor trabajo que el de profesora para contribuir en ese cambio.
P.D.: Esta será mi última entrada en este blog por ahora. Si hay suerte, lo retomaré en Septiembre / Octubre, hasta entonces, sed felices. Seguiré escribiendo (espero que con más frecuencia que hasta ahora) en http://iwasthinkinabout.blogspot.com